viernes, 10 de diciembre de 2010

GASTRONOMIA

     En el mar la vida es más sabrosa... Y en el mar de Los Roques lo es mucho más, porque si bien este conjunto insular es famoso por sus aguas azules, también la variedad y riqueza de su gastronomía cada día gana más adeptos. Hasta hay quien dice que no tiene nada que envidiarle a la de otros puntos del Caribe, incluso mucho más renombrados por la cantidad de turistas que atraen anualmente.
 
 
     Si algo hay que reconocerle a los pobladores de Los Roques es el simple hecho de ser el resultado de una mezcla tan heterogénea que solo hay que imaginarse la herencia de sabores que puede resultar de la conjunción de los fogones margariteños, con los italianos, españoles, ingleses y hasta franceses. Es cierto, la comida del mar es la reina en la mayoría de las cartas de la isla, pero en este caso lo que priva no es el "qué" sino el "cómo". Allá donde la naturaleza es, definitivamente, privilegiada, uno no se cansa de sentirse afortunado por tantos placeres: con la vista plena de la belleza roqueña, las delicias del mar y el auxilio de las manos sabias de esos margariteños adiestrados en satisfacer el paladar más ecléctico, consentir al estómago en Los Roques es una labor del día a día y de todas las horas.


La guerra de los cazones

 

     Dos son los puestos de empanadas que se localizan en el Gran Roque. Por eso es cuestión de honor para las "empanaderas" ganar más adeptos para su sazón, por lo que viven en continua pugna entre los olores y sabores del cazón, los mariscos como la tripa'e perla, el pulpo y hasta la langosta, cuando es temporada de pesca de este crustáceo.
Como se sabe, esta va desde el primero de noviembre hasta el 30 de abril de cada año, y tanto las autoridades locales como los mismos roqueños velan porque se respete la veda de este espécimen que sustenta gran parte de la economía de la región.

 

    Armando Scanonne señaló al respecto que si bien la langosta fue muy abundante en nuestra costa, actualmente "se encuentra solo en Los Roques, en Los Testigos, y en otros sitios de poca importancia por su escasa población. Todavía peor es el caso de la quigua y el botuto, otras delicadezas de nuestros mares, hoy vedada su pesca por la dramática disminución de su población". A diferencia de la langosta, la pesca del botuto, un caracol gigante de carne muy apreciada entre los pescadores y amantes de los frutos del mar, se encuentra en veda desde hace 10 años.

 

     En cuanto a las empanadas, seguramente se preferirá degustar a placer las dos opciones, la que ofrecen La Sirenita, una margariteña de pura cepa, y de Agripina, con la certeza de que ninguna de ellas decepcionará el paladar o el bolsillo.

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